
Los libros que integran esta serie estaban distribuidos por provincias. Se iniciócon Sevilla, luego Granada, Murcia y ahora hubiera tocado a Alicante, que es laprovincia actual que incluye los pueblos de los que son originarios la mayoría delos poetas de este número, pero este criterio inicial tuvo que repensarse.Sería justo que ya que nos vamos a situar en una época en la que la taifa sedenominaba de Denia, incluyendo también las islas Baleares, fuera éste el título deesta nueva obra caligráfica con vocación de difusión cultural.Quiero agradecer especialmente la colaboración en este libro de la doctoraNaima Benaicha Ziani con sus traducciones, hechas a propósito para la ocasión.En el año 1010, durante la desintegración del Califato de Córdoba, Almanzor nombró walī a Muŷāhid al-ʿĀmirī, quien se autoproclamó emir a los tres años. Era alguien militar y administrativamente adecuado para su cargo pero supo atraer ala corte de Denia a sabios y poetas que dejaron una importante huella cultural. Él mismo escribió un libro sobre poesía y métrica árabe lamentablemente perdido.En esa época había una competencia cultural entre las numerosas taifas enlas que quedó dividido el califato. Los poetas iban y venían de unas a otras y enesos tiempos Denia despuntó tanto por recibir como por proporcionar poetas aotras cortes, como la famosa y reconocida corte del rey al-Muʿtamid de Sevilla.
PRÓLOGO
Para aquellos que amamos la cultura en general y la palabra en particular, es de gran satisfacción poder poner algunas en este hermoso proyecto donde no solo se recupera sino también se rinde merecido homenaje a aquellos poetas, maestros de una de las épocas más sobresalientes de la taifa de Denia (Xarq Al-Andalus); contenido cuarto de este pormenorizado acercamiento a la poesía andalusí de aquel convulso y a la vez esplendoroso siglo XI. En él, la poesía, de la mano de sus protectores, primero Muyaid, (1010-1045), inaugurando la dinastía Amirí y luego su hijo Ali (1045-1076) acogieron a una nómina de artistas de altísimo talento. Basta con repasar nombres como Ibn Darrach, aunque nacido en el Algarve, vivió hasta su muerte (1030) en Denia, cultivando a gran altura las casidas, recogidas en sus divanes. El benisero Ibn al-Labbana (hijo de la lechera), uno de los más estudiados y conocidos por su prolífica y alta calidad de su obra que le permitió formar parte de la academia más prestigiosa del momento, la del citado Al-Mutámid de Sevilla, famosas sus casidas y sus moaxajas, como la dedicada al rey de Toledo Al-Mamún. Citar también por la repercusión de su obra El collar de la paloma a Ibn Hazm, así como al lexicógrafo Ibn Sidah. Por citar algunos de la extensa lista, que abierta queda como invitación a su lectura.
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