Tengo una buena amiga valenciana, pero ella es argelina y cuando la conocí vivía en Jordania. Sabe que es valenciana porque su familia ha guardado esa realidad como un tesoro desde hace siglos, desde que fueron expulsados. Ella siempre dice orgullosa que es andalusí y sin haberla conocido, ama la que es su tierra, Valencia. Perpetuar la memoria es un noble gesto que deberíamos ejercitar algo más. Yo mismo, sólo conozco el origen de mis cuatro abuelos, gentes nacidas en los inicios del siglo xx, andaluces, pero hasta ahí llega mi memoria documentable, lo demás será imaginado, o quizás simplemente deseado. Por eso valoro, si no envidio, la memoria de mi querida amiga valenciana. Por eso me emocionó cuando mi también querido amigo José Antonio Enrique, parafraseando a García Márquez en el prólogo de mi libro dedicado a los poetas de Murcia transcribía, «El que no tiene memoria se hace una de papel». Y aquí estamos, caligrafiando estos fragmentos de memoria que dan vida a esta...